jueves, 29 de septiembre de 2011

Canción a la sencillez

Lo complejo lo odio. Ojalá el mundo fuera más sencillo.

No me gusta lo barroco
porque es denso
No me gustan las oficinas
repletas de cuadros por todas partes
y las paredes sin ventanales
alumbradas con luces artificiales
No me gustan los centros comerciales
con miles de indicaciones
para llegar a tiendas gigantes

No me enamoran las ciudades de diez millones de habitantes
y desplazamientos donde para llegar a cualquier lado
has de coger metro, bus, tren y hasta un ala delta

No me apasionan los argumentos complejos
de películas supuestamente intelectuales
o de novelas que se empeñan
en no poner un punto y aparte
en setecientas veinticuatro páginas
con 12 narradores principales

No me entretienen las descripciones
con palabras esdrújulas y rellenas de detalles
ni los monologos de hora y media
que esperas que con placer me trague
No me parecen estéticos los sustantivos
cuando se acompañan de la mitad de los adjetivos
que existen en la lengua española

no soporto las discotecas donde no se puede andar
atestadas de animales en celo
ni me excitan las mujeres de rostros pintados como puertas
con tacones kilométricos
y encorvadas por el peso
de las dos terceras partes de la bisutería
que pudieron encontrar en la joyería

No me siento comódo con las sonrisas forzadas
de labios apretados y ojos tensos
ni las reuniones de protocolo
cada uno con una etiqueta identificativa
ni los powerpoints pesados que caen al suelo
sepultados por cientos de gráficas y datos

No me agradan en los inviernos
bajo capas y capas de abrigo
ni las camisas abotonadas hasta el entrecejo

No disfruto los platos de la sofisticada cocina
elaboradas con recetas parecidas
a fórmulas complejas de un premio nobel de química
o los banquetes de quince entrantes, siete primeros y catorce segundos platos

Prefiero las ciudades de bares pequeñitos
donde el que me sirve una cerveza es mi amigo
con casas bajitas y calles anchas
las playas vacías donde circula la brisa
y puedo ir andando hasta la otra punta

Me enamoran las chicas sencillas
con una palestina como todo complemento
que conversan con frases cortas y silencios cómodos
desprovistos de palabras huecas

Me encanta dormir sin preocuparme de la hora
fuera los pijamas, soñar sin ropa
y el contacto piel con piel
cuando te abrazo estando en pelotas

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cajas

Mi presencia va desapareciendo lentamente. Se ordena y se guarda en cajas, para que se la lleven lejos. Aquí, una noche, mi cuerpo sube al tejado de la casa. Escucha la soledad de las calles y las farolas que no alumbran. Observa el silencio y siente unas punzadas detrás del pecho. Cierro los ojos y medito. No corre viento que pueda transportar lo que no se puede tocar. No pueden estrechar mis manos la ausencia.

Dormir, despertar, observar la habitación vacía. Sal a la calle, que te de el sol, pasea, respira. En la calle todos se mueven con prisa, parecen desafiar al tiempo. Yo lo contemplo asombrado. Las manecillas del reloj ayer se movían de forma normal. Hoy la aguja que marca las horas invirtió su marcha, mientras el minutero sigue adelante.

Esta noche, en el espejo, no conseguí ver mi reflejo. Todo estaba empañado con un espeso vaho. Y salí a recorrer los caminos sin peinarme.

viernes, 16 de septiembre de 2011

El Puerto

El Puerto a donde pertenezco
cuna de sueños y lecho de poetas
me pierdo entre manchas de acuarelas
cafes y charlas de personajes
de una novela de ritmos lentos
me fundo con el reflejo de la luna en el agua
en el abrazo del habla de la calle
y la quietud de la simpleza