Todo en tí, me huele a ayer.
Huele a inocencia quebrada,
a ilusiones por cumplir,
y a crueles desengaños.
Sabes,
a sorpresas trasnochadas
a mañanas arrepentidas,
a los besos que regalé
y los que tú me negaste,
a los momentos arrobados
y a las tardes, desconsolado.
Te sentía
como un cálido abrazo
y un gélido desamparo,
como a estados ilícitos,
y los deseos amordazados
sobrevolar tus recovecos,
y arrastrarme por el fango.
Recuerdas
a las pasiones nobles,
y las depravadas aficiones,
a los amores sin consumar
y consumar sin haber amado,
no saber qué real, qué imaginado,
y abiertas las heridas,
rogar el poder contarlo.
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